martes, 20 de mayo de 2008

como un reloj

Hemos venido subiendo y bajando el cerro por 27 años ahora, como un reloj. A la misma hora por los mismos pasos donde el sol se cruza con las ramas verdes y forma una estrella, más adelante una señora gorda que ríe, tras de ella un burro miniatura y un corazon. Lo que sucede es que no nos levantanlas horas del capitalismo y su resignación. Nos levantan las llamaradas del sol caliente. Las gotas del sudor, los mosquitos tempraneros, los insectos (por que hay una hora perfecta para libar la miel) Bajo al encuentro de los diarios.

Disfruto redactar el siguiente comunicado. La nota que conecta nuestra batalla indigena con la independecia en kosovo. Aunque nosotros somos primordialmente locos y ellos sun un grupo étnico hasta la madre de la opresion.

Veo despues del humo del café, frente a mí, del otro lado el desamparo de la vida burguesa. La falza esperanza de la explotación. Del seguro de vida. Dos semanas de vacaciones al año. Ser burgues y tomar fotos de los edificios que son solo fotos de edificios detras de sus caras de angustia. En la vida del guerrillero el romance esta en todas las flores. En cada redoble de botas, los canales de la lluvia son el escondite. La lluvia nos refresca y nos da para regar y para beber. No existe el desamparo por que estar desamparado es no tener defenza. Nosotros tenemos defenza por que el enemigo es el mostro que nos corroe cuando cae la noche y nos interroga y nos llena las sienes de preguntas y la sandgre de frio y el alma de veneno. Nosotros no estamos desamparados por que tenemos fente a la angustia un grupo mayor de interrogaciones.

Nunca es momento de dejar de preguntarnos. Ha llegado la hora de lo q nos da mas miedo. La bajada del cerro definitiva. Podremos volver con los pies por delante, o con el escudo de frente. O con los pies bien puestos en las botas y el escudo olvidado o no volver nunca. Por que la vida se nos fue convenciendo al niño que fuimos de que haciamos lo correcto. Y ya el niño habrá muerto, los pretextos ya no nos sirven y hemos dejado de ser los que fuimos un día. Y del cerro y de nosotros no queda nada. Nos fuimos y siempre supimos no ibamos a vovler.

Puede ser la ultima bajada del cerro. Aqui ya no hay mucho que hacer. Que el cerro deje de ser el cerro.

Por que hoy aprendí que si no nos preguntamos por lo que resulta bueno, la justicia es vacia y se parece mas a su hermana monja: la legalidad.

Que sea para bien.

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